2BGU: DESTREZA 2 UNIDAD 3
DESTREZA 2: Identificar cuáles son las virtudes cristianas para profundizar y
fundamentar el actuar y ser del cristiano a través de la lectura y análisis de
documentos.
FASE 1:
INTRODUCCIÓN
Motivación: Qué es virtud, qué es una persona virtuosa, diferencia entre virtud,
valor.
Exploración:
Reflexione la siguiente frase socrática: La virtud
es reflejo de las personas sabias y el vicio de las personas ignorantes.
FASE 2:
FUNDAMENTACIÓN
La vivencia de la solidaridad: en la Iglesia: La
Solidaridad en la Doctrina Social de la Iglesia
En un continente como el latinoamericano, en el que
se vive bajo la amenaza permanente de crisis política, crisis económica y/o
crisis social, urge que los bautizados en Cristo seamos luz en medio de tanta
incertidumbre y oscuridad. Urge que los católicos seamos lo suficientemente
lúcidos para saber separar la paja del trigo iluminados por la fe y el
evangelio de Jesucristo. Es triste comprobar en ocasiones la deliberada falta
de claridad de algunos de los miembros de nuestra iglesia, ya sea con sus
silencios y omisiones. En nuestros países constantemente se debe apelar a la
solidaridad para enfrentar o resolver casos o situaciones puntuales de dolor,
enfermedad, miseria o abandono. A los jóvenes se les invita reiteradamente a
acciones solidarias, y ellos reaccionan y cumplen. Los jóvenes de todas las
épocas siempre han sido un motor ágil frente al dolor y las injusticias. Bien
por los jóvenes de ayer y los de hoy. Pocos, muy pocos conocen o saben qué es
la Solidaridad desde la óptica del Magisterio de la Iglesia y se tiende a
confundirla con la filantropía. Cualquiera puede hacer filantropía, cualquiera
puede dar un trozo de pan o una moneda, pero Solidaridad para el cristiano es
mucho más que un trozo de pan, una moneda o una prenda de vestir usada que se
entrega al mendigo. La filantropía es y puede ser acciones aisladas, es por eso
que muchas veces los jóvenes lentamente van abandonando esas acciones
solidarias porque no logran conectarlas con su mundo interior ni con lo que
tienen de fe. Trabajos de verano, campañas de invierno van quedando a la larga
en el anecdotario personal de una juventud añorada, pero sin un impacto en la
vida adulta ni en su estilo de vida. La razón de lo anterior es la fallida
interpretación de solidaridad entregada muchas veces en sus hogares o por sus
educadores. Llegamos finalmente a ver a hombres y mujeres adultos que continúan
practicando esa solidaridad (filantropía) de sus años juveniles, ahora con un
aporte económico mensual a una determinada obra benéfica o repartiendo limosnas
por la ciudad, creyendo a pie juntillas que son solidarios, pero sólo son
mantenedores y sostenedores de la miseria.
Revisemos superficialmente qué se señala en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia.
La solidaridad confiere particular relieve a la
intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en
dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una
mirada cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido una conciencia tan
difundida del vínculo de interdependencia entre los hombres y los pueblos, que
se manifiesta a todos los niveles. La vertiginosa multiplicación de las vías y
de los medios de comunicación en tiempo
real, como las telecomunicaciones,
los extraordinarios progresos de la informática, ... y los pueblos debe estar
acompañado por un crecimiento en el plano ético-social igualmente intenso, para
así evitar las nefastas consecuencias de una situación de injusticia de
dimensiones planetarias, con repercusiones negativas incluso en los mismos
países actualmente más favorecidos. La solidaridad debe captarse, ante todo, en
su valor de principio social ordenador de las instituciones, según el cual las estructuras de pecado, que
dominan las relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y
transformadas en estructuras de solidaridad, mediante la creación o la oportuna
modificación de leyes, reglas de mercado, ordenamientos. La solidaridad es
también una verdadera y propia virtud moral, no un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o
lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir,
por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente
responsables de todos. Todas las menciones hacen
referencia a la Carta Encíclica Sollicitudo Rei Socialis
del Papa Juan Pablo II, y es claro, la solidaridad no es un sentimiento
superficial y con una correcta interpretación de la solidaridad se puede mejorar el ordenamiento social o
mejoramiento de estructuras de pecado, de pecado social. Entonces, no basta con
las acciones solidarias a modo de flor de un día y que luego desaparecen. No
bastan las curaciones a la dermis de la herida que muchas veces ocultan y/o
disimulan la infección que va por dentro. Acciones y planes a la médula del
problema social que afectan a nuestro continente, y si es necesaria la
denuncia, la denuncia entonces debería ser el aporte del cristiano
latinoamericano. Hablando en castellano, los malos y precarios sistemas de
salud pública de nuestros países, los mercantilistas sistemas de salud privada,
la inaplicabilidad de los inventos en materias de sistemas de pensiones para
ancianos, los recursos paupérrimos destinados a la educación, la acción
soterrada ( y a veces no tanto ) de autoridades y políticos corruptos, las
exclusiones de grandes y pequeños grupos sociales, las persecuciones étnicas,
la alta concentración de la riqueza con leyes moralmente viciadas, la mala
distribución del ingreso de nuestros países deberían ser los campos del
cristiano, y del marista, hoy en día, no la filantropía que sólo contribuye a
que la injusticia encuentre en nosotros un nuevo aval. Ojala los jóvenes de hoy
encuentren a tiempo el verdadero significado de Solidaridad y logren integrarlo
a su incipiente vida espiritual y a su corazón. Y los adultos aún estamos a
tiempo de tener corazones sin miedo y sin fronteras, como el de Champagnat,
como el de los Hermanos Mártires de Zaire, como tantos otros con corazones solidarios,
pero de verdad.
Virtudes
Cristianas: es una disposición habitual adquirida por el
ejercicio repetido consciente y libremente en orden a la perfección del bien.
Son dones de Dios, requieren de colaboración.
Valor: Cualidad o conjunto de cualidades por las que una persona o cosa es
apreciada o bien considerada.
Virtudes
Teologales: Fe (capacidad de reconocer a Dios, luz para
entender a Dios, encuentro con él es vital, sencilla y es experiencial es
objetiva y exige compromiso); Esperanza (confiamos en Dios, nos da ánimo y
constancia, nos proyecta). Caridad (Amor a Dios y al prójimo, amor sólido y
firme, amor perpetuo, sincero y puro, es servicial 1Cor 13.
Virtudes
Morales o Cardinales: Prudencia (cautela, juicio,
conciencia recta, vivir la verdad); Justicia (Dar a Dios y al prójimo lo que es
debido, dar a cada uno lo que le corresponde); Fortaleza (firmeza, constancia,
capaz de vencer el temor e incluso la muerte, se relaciona con la voluntad);
Templanza (Modera la atracción de los placeres, equilibro en el uso de los
bienes creados),
Pecados
Capitales: Lujuria, Pereza,
Gula, Ira, Envidia, Avaricia, Soberbia
Virtudes
Capitales: Castidad, Diligencia, templanza, Paciencia,
Caridad, Largueza, Humildad.
Pecados
Mortales: Ofensa a Dios tan terrible, rechazar el gran Don de
Dios.
Relato de
Personajes: San Agustín de Hipona (Oh gran culpa que mereció
tan grande redención). Teresa de Calcuta
(El que no vive para servir no sirve para vivir). San Ambrosio (De que le sirve
al hombre ganar el mundo si pierde su alma). Juan Pablo II (Hagan el bien y
Dios les dirá muy bien). Pablo VI (No es el sol el que se está apagando sino el
ojo del hombre el que yace en tinieblas. Docente (Cultiva la caridad en bien de
la caridad). Frase suya (…).
FASE 3:
INTERIORIZACIÓN: FRASES DE LOS ESTUDIANTES:
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1.
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3.
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2.
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4.
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FASE 4:
PROYECCIÓN:
En el aula: imagen
de las siete virtudes en papel bond.
Fuera del
aula: carisma y espiritualidad de la comunidad religiosa
que ha entrevistado.
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